a) Estás en la ofi a última ahora y se acerca el tío buenorro de Marketing para invitarte a una fiesta. Asientes embobada con sus ojazos azules y sin pensar que: la fiesta es dentro de 2 horas, tienes que ir a casa (1 hora mínimo), cambiar el look, maquillarte, peinarte… IMPOSIBLE IS NOTHING PRINCESS! ¿Vas a decirle que NO a ese Adonis sólo porque anoche fuiste tan “perruza” que no te lavaste el pelo?
Hoy en el blog te ayudamos a resolver ésta y otras situaciones similares, enseñándote como pasar “De un pelo más bien sucio y despeinado” a un “PELAAAASSSSSSSSSO”
1. Recoge los mechones de pelo que rodean tu cara en una coleta para separarles del resto de la melena. (Calcula como tres dedos desde el nacimiento)
2. Coge la sección de pelo de la coronilla, carda y carda “a tope de laca” para darle volumen, peina para atrás alisando el tupé y recoge con horquillas.
3. Con la parte que tenías sujeta en una coleta, suéltala, peina bien, marca raya en medio, peina hacia atrás los mechones sin dejarlos muy tirantes y sujeta con horquillas, lo más cerca que puedas de las horquillas anteriores.
TRUQUI TOP SECRET: Que no salga de aquí please: en casos extremos, puedes lavar esta parte aplicando una gota de champú en la raíz, emulsiona y aclara en el lavabo. ¿Quién no lo ha hecho alguna vez?
4. ¡Esto ya está chupado! Con todo el pelo que queda, haz una coleta a la altura de donde te hayan quedado las horquillas, retuércela, enróllala y sujeta el moño con horquillas. No te molestes en pulirlo, el acabado debe ser “Effort-less” es decir, “despeinao” de toda la vida.
Y TA-CHANNNNNN: aún te quedan 20 minutos para ponerte ese LBD que esculpe tu silueta, calzarte unos stiletos altísimos, marcar bien el ojo con el eyeliner, rouge en los labios, unas gotas de perfume y una perfecto de cuero. GUAUUUUUUUU! El cañón que te espera va a flipar con tu cambio!
CARPE DIEM PRINCESS!
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